lunes, 7 de septiembre de 2020

Sí: hay mujeres con testículos y que no lo saben

Hoy circulaba por las redes una captura de un twit en el que algún ignorante se burlaba de una mujer porque se le había detectado un cáncer de testículos. En contra de lo que puedan creer otros ignorantes el caso ni es único ni es para reírse.
El Síndrome de Insensibilidad a los Andrógenos, también conocido como SIA o como Síndrome de Morris, afecta a personas cuyos cromosomas sexuales son XY pero cuyo organismo no reacciona a los andrógenos. El resultado es que el embrión se desarrolla de tal forma que nace con vulva, por lo que se registra como mujer y, en la mayoría de los casos, mantendrá esa identidad de género el resto de su vida. No se trata, por lo tanto, de mujeres trans.
Es muy posible que el hecho de tener una configuración genética XY pase desapercibido durante años, hasta que la inexistencia de la menstruación o algún otro problema lleva a la mujer en cuestión a hacerse revisiones médicas en las que se revela que tiene testículos dentro del cuerpo en lugar de ovarios, que no tienen útero y que su vagina termina en un fondo de saco, además de que su configuración genética no es la habitual XX. Se trata de un caso de intersexualidad.

martes, 1 de septiembre de 2020

No, la orientación sexual no va por sexos: va por géneros

 

Hace un rato, por enésima vez, me he encontrado en Twitter la discusión sobre si la orientación sexual va por sexos o por géneros. Los defensores de la postura "por sexos" argumentan que lo de "sexual" indica que tiene que ver con el sexo, es decir: con los genitales. Los defensores de la postura "por géneros" argumentan que tiene que ver con el sexo, es decir: con el acto sexual.

¿Quién tiene razón? Bueno, si nos ceñimos a lo que dicen los Principios de Yogyakarta, los mismos a los que me referí hace poco para hablar del concepto de género, nos encontramos con lo siguiente: 

La ‘orientación sexual’ se refiere a la capacidad de cada persona de sentir una profunda atracción emocional, afectiva y sexual por personas de un género diferente al suyo, o de su mismo género, o de más de un género, así como a la capacidad de mantener relaciones íntimas y sexuales con estas personas.

Vuelvo a recordar que los Principios de Yogyakarta se redactaron por encargo de la Organización de las Naciones Unidas y que se han utilizado como referente en la redacción de diversas leyes LGTBI, como las aprobadas por distintos parlamentos autonómicos en España.

sábado, 29 de agosto de 2020

No, el género no es biológico: lo estás confundiendo con el sexo


Una discusión habitual en las redes en estos tiempos es si el género es o no binario y si está o no determinado por la biología. Mucha gente cree que la respuesta indiscutible a esta cuestión, avalada por la biología, es que existen dos y solo dos sexos o géneros, hombre y mujer (o macho y hembra), y que esto viene marcado desde el nacimiento por los genitales y, anteriormente, por los cromosomas.

Cada uno, dentro de su cabeza, tendrá un concepto personal y probablemente único de lo que es el género. Pero como vivimos en comunidad necesitamos un acuerdo común sobre el significado de las palabras. Para mayor seguridad es mejor que este acuerdo esté recogido en las leyes, no vaya a ser que las interpretemos de forma distinta por cuestiones semánticas y las violemos sin darnos cuenta.

Pero hay un problema. Vivimos en una comunidad de países con distintas legislaciones, así que para evitar conflictos entre las leyes de distintos países es recomendable que todas tengan los mismos referentes. Es por eso que a menudo las leyes de un país se basan en acuerdos internacionales y en textos redactados por la Organización de las Naciones Unidas. En lo relativo al concepto "género" suelen tomarse como referencia los Principios de Yogyakarta, redactados por encargo de la ONU y publicados en 2006. Si buscamos la definición de identidad de género en dicho documento encontramos lo siguiente: 

La ‘identidad de género’ se refiere a la vivencia interna e individual del género tal como cada persona la siente profundamente, la cual podría corresponder o no con el sexo asignado al momento del nacimiento, incluyendo la vivencia personal del cuerpo (que podría involucrar la modificación de la apariencia o la función corporal a través de medios médicos, quirúrgicos o de otra índole, siempre que la misma sea libremente escogida) y otras expresiones de género, incluyendo la vestimenta, el modo de hablar y los modales.

He destacado en negrita la parte de la definición en la que se desvinculan sexo y género: el sexo no determina el género. A partir de este punto podemos olvidarnos de la biología para determinar si alguien es hombre, mujer o persona no binaria. No, para saber cual es el género de una persona lo más sencillo es preguntárselo. De hecho, en el principio número 3 de Yogyakarta podemos leer lo siguiente:

Todo ser humano tiene derecho, en todas partes, al reconocimiento de su personalidad jurídica. Las personas en toda su diversidad de orientaciones sexuales o identidades de género disfrutarán de capacidad jurídica en todos los aspectos de la vida. La orientación sexual o identidad de género que cada persona defina para sí, es esencial para su personalidad y constituye uno de los aspectos fundamentales de su autodeterminación, su dignidad y su libertad. 

He marcado en negrita la parte en la que se deja claro el concepto de autodeterminación de género, es decir: que cada persona define su propia identidad de género. 

Hay quien, no conforme con este punto, intenta diferenciar entre transexual y transgénero exigiendo la modificación quirúrgica del cuerpo para reconocer a una persona como hombre o como mujer, pero el principio número 3 de Yogyakarta también aclara esta cuestión:

Ninguna persona será obligada a someterse a procedimientos médicos, incluyendo la cirugía de reasignación de sexo, la esterilización o la terapia hormonal, como requisito para el reconocimiento legal de su identidad de género. 

Otro argumento habitual es la capacidad reproductiva (argumento excluyente donde los haya, porque llevado a su extremo podría llevar a excluir de la categoría "mujer" a personas que hayan perdido su capacidad reproductiva a causa de una enfermedad o, simplemente, por la edad). Pero el ya citado principio número 3 también ha contemplado esto:

Ninguna condición, como el matrimonio o la maternidad o paternidad, podrá ser invocada como tal con el fin de impedir el reconocimiento legal de la identidad de género de una persona. 

En España los Principios de Yogyakarta han sido tomados como referentes para las leyes LGTBI vigentes en varias comunidades autónomas, por lo que estos conceptos ya están presentes en la legislación española. Cuestión aparte es que mucha gente no lo sepa todavía. 

viernes, 28 de agosto de 2020

Un niño de cinco años lo entendería: traed un niño de cinco años

 

Efecto Dunning Kruger (CC By-SA Nevit Dilmen)

Ayer un tuitero intentaba, por todos los medios, convencer a quienes seguían cierto hilo de que las personas trans no existían, o algo así. Llegó un momento en el que el tuitero en cuestión llegó a insultar a quienes no creían en sus argumentos dando a entender que su capacidad mental (la de los demás, no la suya propia) era tan limitada que eran incapaces de seguir su discurso. Como argumento definitivo expuso una ilustración de los aparatos genitales humanos que afirmaba haber encontrado en un libro de quinto curso de primaria. La hilarante respuesta de los demás tuiteros fue que era evidente que sus conocimientos se habían quedado al nivel de quinto de primaria.

El efecto Dunning Kruger hace referencia a las conclusiones de las investigaciones llevadas a cabo por los psicólogos Justin Kruger y David Dunning a finales de los años noventa. Según estos psicólogos hay muchas personas que, precisamente debido a su bajo nivel intelectual, son incapaces de darse cuenta de su bajo nivel intelectual y tienden a sobreestimarlo. A menudo estas personas son incapaces, en medio de una conversación, de comprender que cabe la posibilidad de que ellos estén equivocados y que sean los demás los que tengan razón, dado que la postura que defienden (desde su punto de vista) tiene una lógica perfecta, y lo único que puede impedir no verla es que quien se oponga a ella carece de la mas mínima inteligencia. Es lo que, en Internet, se suele denominar popularmente cuñaos.

Las consecuencias son, en ocasiones, cómicas: el caso más frecuente es el de los defensores del terraplanismo, que difícilmente van a hacer daño a nadie a causa de sus ideas. Pero en otras ocasiones el efecto Dunning Kruger puede llevar a la defensa de posturas peligrosas, llegando a hacer campaña contra las vacunas, haciendo apología del racismo o del machismo desde un punto de vista pseudocientífico o negando, como mencionaba más arriba, la existencia de personas trans.

Sí: hay mujeres con testículos y que no lo saben

Grupo Orquídea 2010. Mujeres con Síndrome de Insensibilidad a los Andrógenos (CC By3.0 Ksaviano)   Hoy circulaba por las redes una captura d...